¿Cuál es el sistema de calefacción más adecuado? ¿Y el más eficiente? Cuando se adquiere una vivienda de nueva construcción o se realiza la rehabilitación completa de un edificio, una de las preguntas que emergen es qué sistema de calefacción sería más apropiado. Es en este momento, cuando se despliega un abanico de opciones ante nuestros ojos. Ante ellas, valoramos todas sus ventajas y desventajas. El objetivo está claro, dar con el sistema que nos proporcione más bienestar. También es importante mantener siempre una buena relación confort-precio. Una opción idónea es la climatización que no se ve pero si que se siente, el suelo radiante.
¿Cómo funciona el suelo radiante?
El suelo radiante está compuesto por la instalación de un circuito de tuberías. Están situadas bajo el pavimento de tu hogar. Estas tuberías están distribuidas de forma uniforme por toda la superficie. En su interior circula agua que ha sido calentada previamente por una caldera, a una temperatura de entre 30 a 45 grados.
Gracias a este sistema, conseguimos una temperatura homogénea en toda nuestra vivienda. Todas las habitaciones se encuentran en unas condiciones óptimas de calor y temperatura. Además, la zona de los pies siempre tendrá una calidez superior a la de la cabeza, que es lo más aconsejable.
¿Cómo se realiza la instalación de suelo radiante?
Como hemos comentado anteriormente, el suelo radiante está formado por un circuito de tuberías. Parten de los colectores, encajados normalmente en la pared. En la superficie inferior de las paredes que rodean las superficies a calentar, se coloca una banda de espuma de polietileno. Se encargará de garantizar un correcto aislamiento térmico. Asimismo, si no viene incluido en el panel de suelo radiante, se distribuye una capa de film de polietileno. Esta capa se sitúa entre el pavimento base y el panel donde vienen integradas las tuberías. Se instala normalmente cuando existe riesgo de humedades.
El siguiente paso es añadir el panel de suelo radiante. Está compuesto de una superficie moldeable con relieves que facilitan la introducción del circuito de tuberías. El material que conforma este tipo de tuberías acostumbra a ser plástico. Además, contiene una barrera de propagación de oxígeno.
Por último, se extiende una capa de cemento de unos 5 centímetros de grosor por todo el área de trabajo. El cemento se mimetiza a la perfección con las tuberías, elevando su resistencia térmica.
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¿Por qué el suelo radiante es un sistema eficiente?
La eficiencia de este sistema se debe a varias razones que van a detallarse a continuación:
El agua que circula por las tuberías necesita una escasa potencia de impulsión. Se trata de tuberías con un diámetro muy reducido.
Este circuito, funciona a bajas temperaturas (entre 30 y 45 grados) en comparación con los 85 grados que precisan los sistemas tradicionales como los radiadores. Esto lo convierte en un método muy eficiente. Generalmente utiliza como fuente energías renovables como la aerotermia o geotermia.
Además, permite una distribución del calor de forma uniforme por toda la vivienda. También reduce las corrientes de aire y como consiguiente la sequedad, humedad elevada y presencia de ácaros.
No podemos olvidarnos de mencionar la tranquilidad visual que provoca ver una estancia o habitación sin un sistema de calefacción visible. Al situar la totalidad del circuito en el suelo, a excepción de un armario que contiene los colectores hidráulicos, se deja libertad total para el diseño de interiores.
Suelo radiante por enfriamiento
Este sistema también nos permite la opción de enfriamiento. Utiliza una bomba de calor para que a través de la red de tuberías circule agua fría en vez de caliente. De este modo nos encontramos con un completo sistema de climatización. Nos concede al mismo tiempo dos alternativas: calefacción y refrigeración.