La calefacción por biomasa es una de las formas más tradicionales para obtener calor y se practica desde hace miles de años. Hasta hace unas décadas, la calefacción se limitaba a las chimeneas que, normalmente, no eran capaces de distribuir el calor de manera eficiente al resto del edificio. Una chimenea aporta calor de manera irregular, lo que no asegura un gran confort de calefacción.
Una de las alternativas a las chimeneas son las calderas. Hace aproximadamente 30 años, Austria comenzó a fabricar primero calderas de leña, luego de astilla, para finalmente construir sistemas de calefacción basados en pellets.
Con los años, los equipos se han ido perfeccionando hasta llegar a proporcionar el mismo servicio que las calderas convencionales de gas o gasoil.